Por Sara Ramírez | Catholic Charities of Central Texas
Cada año, durante el tiempo Navideño, escuchamos la historia de la Navidad. Ya sea en el Evangelio proclamado en la Misa, en villancicos populares que cuentan la historia del nacimiento de Cristo, o cuando Linus le está contando a Charlie Brown de qué se trata la Navidad; es una historia que conocemos bien. En medio de todo el ruido que lleva a la Navidad, puede ser un reto encontrar tiempo para reflexionar verdaderamente sobre la historia y cómo ésta cambia la manera en que vivimos. Mientras entramos en un Nuevo Año, con nuevas esperanzas y sueños para nosotros mismos y nuestras familias, encuentro importante el reflexionar otra vez sobre las historias –navideñas- que estamos escuchando, para que el mensaje de Cristo, de esperanza, pueda estar con nosotros todo el año.
Pienso en María y José mientras llegaban a Belén, ¿cómo se verían? Seguramente no como las figuras del nacimiento muy arregladas y bien vestidas. Me imagino que durante su viaje se han cansado, desarreglado y posiblemente no se han bañado por días. Me pregunto si la historia hubiera sido distinta si el dueño de la posada hubiera sabido que el bebé que estaba por nacer era el Hijo de Dios, ¿hubiera tratado de dar un lugar a la Sagrada Familia en la posada? ¿Qué hubiera hecho yo en la misma situación?
Mientras que puede ser que María y José no toquen a mi puerta físicamente, Cristo toca cada día a través de aquellos necesitados. “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, por mí lo hicieron”. (Mt 25:40). Yo decido si cierro la puerta, o la abro para dejarlo pasar.
En Catholic Charities, vemos a Cristo en el rostro de cada persona que toca nuestra puerta buscando ayuda y esperanza. Damos la bienvenida a cada persona que viene a nosotros sin importar su edad, raza, religión o circunstancia económica. Escuchamos sus historias, sus esperanzas y sueños y trabajamos con ellos para asegurarnos de que tengan las herramientas y los recursos que necesitan para triunfar con sus dones dados por Dios y con su dignidad. Les servimos porque nuestra fe nos dice que cada vida es preciosa, que cada persona tiene una dignidad inherente ya que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios.
Mientras damos la bienvenida a Cristo a través de la oración y e la Eucaristía, recordemos darle la bienvenida en aquellos que encontramos en nuestra vida cotidiana –la madre que trabaja para dar a su hijo un comienzo seguro y sano en la vida; el niño batallando en la escuela y en el hogar por depresión y ansiedad; y la familia buscando seguridad y una oportunidad en un nuevo país. Démosle la bienvenida a él en aquellos quienes se ven, piensan y actúan diferente a nosotros, recordante que ellos también tienen dignidad inherente.
El año pasado, tuvimos el honor, en Catholic Charities, de abrir la puerta a 13,823 personas en su momento de necesidad, y sabemos que hay mucho más trabajo que podríamos hacer. Mientras comenzamos el Nuevo Año, Catholic Charities se está preparando para embarcarse en un nuevo plan estratégico para que podamos decir “sí” aún a más hermanos y hermanas que están buscando mejorar sus vidas.
Estamos agradecidos con nuestros patrocinadores, voluntarios, parroquias y socios comunitarios que nos permiten decir que “sí” y acercarnos a nuestra meta de terminar con la pobreza en el Centro de Texas. Los invito a que se unan a nosotros en nuestra misión apoyando nuestro trabajo con una donación en especie o financiera, o a través del donar su tiempo como voluntario(a). Para saber más sobre cómo se puede usted involucrar, visite https://www.ccctx.org.