Durante el Mes Respetemos la Vida, recordamos el carácter sagrado de la vida y la dignidad de la persona humana. Yo pienso en mi madre y en los niños que llevó y protegió en su vientre. Siempre estaré agradecido a mis padres por elegir la vida y por recordarnos que toda vida es un don de Dios.
En un país que celebra la libertad, debemos reconocer que la libertad viene con la responsabilidad; la responsabilidad de tomar decisiones no sólo por el bien propio, sino también por el de los demás.
Como Católicos, debemos elegir la vida del bebe que aún no ha nacido, el niño que, en el momento de la fecundación, se convierte en un embrión que se desarrolla en un feto y crece hasta convertirse en un niño que nos bendice al nacer. Debemos honrar a los ancianos que a menudo se sienten desechados, solos y no deseados. Debemos cuidar a la mujer angustiada por un embarazo no planificado y cuidar a la mujer que busca sanación después de un aborto. Debemos cuidar y orar por los encarcelados para que encuentren la luz del perdón y el amor de Cristo. Como miembros de la Iglesia, somos responsables de nuestros hermanos y hermanas que sufren, están olvidados o marginados.
Al comenzar el Mes Respetemos la Vida el 1 de octubre, el Estado de Texas ha ejecutado a otro individuo más y hay una ejecución programada para el 17 de octubre. Texas ha ejecutado a 591 personas, lo que lo convierte en el estado con el mayor número de ejecuciones de nuestro país. Oramos por todos los que han sido ejecutados en nuestro país y por un fin a la pena de muerte. Nuestra fe católica nos llama a perdonar y a reconocer que toda vida viene de Dios y es preciosa.
Como nos desafió el Papa San Juan Pablo II, debemos acoger la totalidad del Evangelio de la Vida, creando una cultura en la que toda vida humana es valorada.
Por la intercesión de nuestra Santísima Madre, oro para que siempre veamos el rostro de Cristo en cada persona y elijamos la vida en todas sus formas, desde la concepción hasta la muerte natural.