Al llegar a la sexta semana de este bendito tiempo de Pascua, seguimos escuchando sobre los primeros días de la Iglesia a través de los Hechos de los Apóstoles. Al llegar Jesús al final de su ministerio en la tierra, prometió enviarnos el Espíritu Santo. Como lo fue para la Iglesia recién fundada y lo sigue siendo para nosotros hoy, el Espíritu Santo se mueve entre los fieles, reflejando la misión de Jesús entre nosotros, que nos envía a anunciar la Buena Nueva.
En nuestras propias comunidades – nuestra familia entre las familias, invitamos a otros a caminar con nosotros y a llevar a cabo la obra de Dios en el mundo. La semana pasada, escuchamos a Jesús decir que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Mientras nuestra nación y el mundo se ven acosados por otra tragedia más injustificade de odio y violencia racial, apenados por las dificultades que enfrenta el pueblo de Ucrania, y la continua realidad de la pobreza, el racismo y una cultura egocéntrica, es reconfortante que el Espíritu nos brinde una paz que el mundo no puede dar.
Que el Espíritu Santo, cuya gloria radiante nos llena de sabiduría y santidad, nos dirija en el camino hacia el encuentro con nuestro Señor Resucitado; confiando que el Espíritu esta siempre con nosotros, llevando a los fieles de nuestra Diócesis y de más allá a su paz.
Mensaje del Obispo Vásquez sobre la reciente violencia racial Nuestra fe nos enseña que toda forma de discriminación social y cultural es moralmente inaceptable e incompatible con el designio de Dios (cf. Catecismo, nº 1935). Atacar violentamente a personas inocentes por su raza u origen étnico es un desprecio desvergonzado de la ley natural que viola la dignidad de la persona humana. La inviolable dignidad de la vida humana trasciende el valor de toda la creación. Lea el mensaje completo del obispo Vásquez aquí.