Por Mary P. Walker | Corresponsal
La pandemia del COVID-19 volcó la educación la primavera pasada. El verano fue un tiempo para adaptarse, y ahora, este otoño, los educadores esperan con ansias estar con sus estudiantes otra vez, ya sea en persona o en línea.
“Estamos emocionados de volver al campus,” dijo Misty Poe, superintendente de la Escuelas Católicas para la Diócesis de Austin. “Estamos emocionados de saludar a los estudiantes y también nos estamos moviendo con cautela para asegurar la seguridad de nuestros estudiantes, maestros, personal y las familias”.
Todo el personal escolar ha recibido su propia educación sobre el virus, la seguridad y los protocolos de limpieza. A lo largo del verano, los directores se reunieron una vez a la semana en línea, para discutir maneras en las que iniciar el años escolar de una manera segura y buena. Ellos crearon planes detallados con muchas contingencias. Debido a la importancia de la comunidad en las escuelas Católicas, el enfoque fue en un regreso en persona al salón de clases, aún así, se creó un plan con suficiente flexibilidad para cuando no sea aconsejable para todos los estudiantes y maestros hacerlo.
Con 20 escuelas Católicas en siete condados, y con cada área geográfica experimentado diferentes índices de infección de COVID-19, ninguna manera específica de “volver a la escuela” puede ser aplicada en todo lo largo de la diócesis, dijo Poe.
De cualquier manera, las escuelas Católicas tienen ventajas sobre aquellas en el sector público. Las comunidades de las escuelas Católicas tienden a ser menores, con buena comunicación entre escuelas y familias. Los educadores reportan que las familias han apreciado y apoyado esto durante este tiempo incierto.
También, las escuelas Católicas son usualmente asociadas con parroquias y tienen acceso a espacios compartidos que pueden ser usados temporalmente para clases.
Poe explicó que cada escuela Católica ofrecerá opciones en persona y remotas para cumplir las necesidades de los estudiantes y las familias. Debido a que la situación del COVID-19 en una comunidad en particular puede cambiar rápidamente, cada escuela está preparada para adaptarse y ya sea traer más estudiantes al campus o, si es necesario, cambiarse a un formato completamente en línea.
St Austin Catholic School en el centro de Austin tiene más de 200 estudiantes de pre-K hasta el octavo grado. Tara Cevallos, la directora, espera que dos tercios de los estudiantes asistan en persona hacia el final de las primeras nueve se-
manas. Por ahora, el plan es una opción en la escuela para los niños más pequeños, con los niños de segundo a octavo grado aprendiendo en línea por las primeras tres semanas.
Adaptar las instalaciones, los procedimientos de limpieza y las rutinas escolares ha sido un reto. Dijo. Para permitir el mejor espaciamiento de los estudiantes, el comedor, la biblioteca y otras instalaciones dentro de la parroquia han sido convertidas en salones de clases. Cada salón de clases está equipado con cámaras de manera que los maestros puedan enseñar a estudiantes en línea y presenciales al mismo tiempo.
Cada día, las temperaturas de estudiantes y personal serán tomadas, y las familias usarán una aplicación para reportar síntomas de COVID-19. Otra aplicación usando un sistema de posicionamiento global (GPS) alertará a la escuela cuando el auto que llevará a un niño a casa esté cerca. Esto permite a los estu-
diantes ir directamente a sus vehículos sin congregarse en grupos. Estos cambios requirieron contratar a dos miembros del personal adicionales, dijo Cevallos.
Jim Rike, director de St. Joseph Catholic School in Bryan, tiene contacto frecuente con autoridades de la salud locales. Él dijo que los lineamientos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la Texas Education Agency, la Conferencia Episcopal de Obispos Católicos de Texas y la diócesis fueron usados para crear un plan prudente y razonable. Por ahora, los padres decidirán semana por semana si sus niños asistirán a la escuela en persona o en línea.
Los salones de St. Joseph están preparados para una matrícula completa, con barreras en los salones de primaria con los que los estudiantes pueden estar espaciados cada 6 pies. En la preparatoria, los estudiantes usarán máscaras mientras se mueven de salón en salón con un horario escalonado para eliminar congestionamientos. Ellos usarán desinfectante de manos al entrar y salir de su salón y limpiarán sus escritorios al final de clases. Se anima a los maestros a dejar las ventanas abiertas y a enseñar al aire libre. Para permitir que los estudiantes se separen, el lunch se comerá en diferentes lugares: la cafetería, el jardín externo y los salones.
Holy Family Catholic School en el norte de Austin sirve a estudiantes desde pre-K hasta el octavo grado. Ya que siete parroquias apoyan a esta escuela regional, la directora Kelly Laster tiene que estar al tanto de lo que las autoridades de salud recomiendan en diferentes comunidades.
Al principio del año escolar, se espera que cerca de un tercio de estudiantes regresen a la escuela con 10 a 12 en un salón para permitir un distanciamiento social. Los escritorios tienen escudos, y del segundo al octavo grado los estu-
diantes usarán máscaras cuando estén lejos de sus escritorios. Estudiantes más jóvenes usarán sombreros con escudos faciales. Otros niños aprenderán en línea, con planes de traer más estudiantes al salón de manera segura, basado en la situación local.
Holy Family, así como otras escuelas, implementó procedimientos especiales para minimizar el contacto entre adultos, que parecen estar más en riesgo de sufrir consecuencias severas por la enfermedad.
“Nuestros maestros y padres de familia se apoyan mutuamente,” dijo Laster. “Me siento agradecida”. Para ayudar a promover una actitud positiva durante este tiempo de estrés, la escuela estableció el “Comité de la Alegría” para ayudar a mantener el gozo de Jesús en las vidas de los niños y sus familias. Una competencia de decoración de escudos faciales es una manera de involucrar positivamente a los estudiantes.
“Los estudiantes Católicos tienen una habilidad única de infundir gozo en ciertas situaciones,” dijo Laster. “Esta es una prioridad”.
Poe aprecia la ingenuidad, flexibilidad, determinación y dedicación de los profesorados y personal en las escuelas Católicas a lo largo de la diócesis.
“Vivimos de acuerdo a la fe, no al miedo,” dijo.