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Estoy agradecido por la reciente noticia del Gobernador Abbott de que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) han destinado más de 1.4 millones de dosis de las vacunas contra COVID-19 para el estado de Texas que comenzarán a llegar a mediados de diciembre. Si bien esta es una maravillosa noticia, sabemos que vacunar a todo un país tomará varios meses y que nuestras precauciones para detener la propagación del virus siguen siendo tan importantes como siempre.
A medida que se han desarrollado estas vacunas, preocupaciones sobre la permisibilidad moral de usarlas han surgido de los fieles, en particular las vacunas que han sido desarrolladas por Pfizer y Moderna. La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés) ha deliberado sobre estas preocupaciones a fondo y ha aclarado específicamente que las vacunas Pfizer y Moderna no derivan de líneas celulares que se originan en tejido fetal de bebés abortados. Si bien es cierto que se utilizó una línea celular contaminada en las pruebas confirmatorias, moralistas Católicos han determinado que cualquier cooperación en la maldad de esta línea celular contaminada es tan remota y el bien que se puede obtener para la sociedad es tan valioso que uno puede tomar estas vacunas con la conciencia tranquila.
Hermanos y hermanas, quiero asegurarles que es moralmente permisible recibir estas vacunas.
La USCCB también ha discernido que la vacuna AztraZeneca, aunque se origina del tejido fetal de bebés abortados, sigue siendo aceptable desde una perspectiva de teología moral, siempre y cuando sea la única vacuna disponible en un área y sirva a la salud del bien común de la sociedad.[1]
Únanse conmigo en continuar orando por los que han perdido la vida por causa del COVID-19 y por las familias que han sido afectadas. También pido que sigamos orando por nuestros trabajadores de la salud que todos los días están sirviendo en la primera línea de esta batalla contra la pandemia, para que Dios les dé la fuerza y la gracia que necesitan para servir a todas las personas.
Siguiendo a la aprobación de emergencia de la vacuna Johnson and Johnson, el Obispo Vásquez emitió el siguiente mensaje de seguimiento:
Mientras continuamos trabajando juntos para superar esta pandemia, las vacunas se están convirtiendo en más y más disponibles. De nuevo, expreso mi gratitud hacia nuestros profesionales de la salud que han desarrollado estas importantes protecciones contra el COVID-19.
Dado que la vacuna Johnson and Johnson fue desarrollada, probada y producida con líneas celulares derivadas de abortos, sólo se juzga aceptable el recibirla si no hay otra vacuna disponible con menor conexión a líneas celulares derivadas de abortos. Sin embargo, puede que sea la única opción para mucha gente. Por lo tanto, por el bien obtenido para la sociedad, si las vacunas Moderna o Pfizer están presentes pero no disponibles por alguna razón, es moralmente aceptable recibir la vacuna Johnson and Johnson y uno puede recibirla en buena conciencia.